Flujos de Capitales

Flujos de Capitales en Ecuador en Ecuador

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El Ecuador en el mercado global

Ingresos de capitales externos

Con la aplicación a los mercados financieros de los desarrollos tecnológicos alcanzados modernamente -en especial en el campo de la información, de las comunicaciones y del manejo automatizado de datos-, el surgimiento y la creciente importancia de los agentes institucionales como actores en dichos mercados, la desregulación cada vez mayor de sus operaciones y el auge de mercados altamente especulativos como los de futuros, tanto de bienes como de divisas, se ha conformado un mercado financiero global, en el que se mueve un conjunto relativamente reducido de enormes agentes transnacionalizados. El ámbito financiero es aquel en el que se registran los niveles más elevados de internacionalización del capital, convertido en la principal fuerza impulsora de la globalización, proceso que no implica que su dinámica, altamente concentrada en las economías industrializadas y en los denominados mercados emergentes, alcance a todos los países del mundo.

De su operación ha surgido una masa de capitales que se desplaza muy rápidamente de un país a otro, de un segmento de mercado hacia cualquier otro, que «arbitra» o elige entre las diferentes alternativas de combinación de rendimiento y riesgo que presenta cada país. Éstos son por naturaleza capitales de corto plazo, muy sensibles a los cambios en las expectativas y en las condiciones reales de operación de los mercados financieros y de su entorno macroeconómico nacional. Se trata de los denominados «capitales golondrina», cuyo seguimiento y medición estadística plantea serias dificultades. Su volatilidad y el impacto desestabilizador de sus desplazamientos son, sin embargo, claramente percibidos en todas las economías. El Ecuador no ha escapado a su influencia, pero los instrumentos para su determinación distan mucho de ser adecuados; buena parte de ellos se localizarían en el rubro de «errores y omisiones» de la balanza de pagos, que es el registro sistemático de las relaciones económicas de un país con el resto del mundo.

De igual forma, las limitaciones del desarrollo estadístico del país impiden tener una medición correcta de la inversión extranjera y de su impacto real sobre la economía ecuatoriana, por lo que muchas veces es necesario recurrir a fuentes externas para aproximarse a su cuantificación. Además, es sabido que varios grupos económicos nacionales han creado empresas en el exterior, entre otras razones, para tener así la calidad de inversionistas extranjeros y gozar del derecho a percibir dividendos en divisas, servidos por el Banco Central del Ecuador, en particular durante el período en que hubo en el país incautación de divisas y tipos de cambio diferenciales (vigente hasta los primeros años de la década de 1990).

Por otra parte, los grupos económicos que hegemonizan la economía ecuatoriana han establecido históricamente múltiples nexos con el capital extranjero, movimiento que fue analizado tradicionalmente dentro del esquema de «desarrollo dependiente asociado». Éste se expresaba a través de emprendimientos conjuntos, participación accionaria, asociación mediante el uso de patentes y regalías, entre otras modalidades.

Ingresos de capitales externos

Los flujos de capitales hacia el Ecuador, al igual que hacia otras economías de América Latina, en el último cuarto del siglo XX marcan claramente tres etapas. La primera abarca el período comprendido entre el primer choque petrolero, en 1973, y comienzos de la década de 1980; en ella predominó el recurso a los préstamos de bancos privados, de gobiernos y de organismos multilaterales, en lo que se denominó como «una economía de endeudamiento internacional», que afectó no sólo a los países de la región, sino a la gran mayoría de países en vías de desarrollo. La segunda fase se inició con la crisis de pagos de México, en 1982, y se prolongó hasta finales de la década; se distinguió por las transferencias negativas (flujos de divisas desde los países endeudados hacia los acreedores que superan a los ingresos por nuevos préstamos) realizadas por estas economías, en virtud de los pagos que debían efectuar por concepto del servicio de la deuda externa acumulada, a pesar de las numerosas renegociaciones acordadas, lo cual obligó a repetidos e infructuosos procesos de ajuste. En fin, la tercera etapa, iniciada con la década de 1990, se caracterizó por el retorno de los países latinoamericanos a los mercados voluntarios de capitales (créditos concedidos por agentes privados, sin presiones directas o indirectas de los organismos multilaterales), así como por la reactivación de los flujos de inversión extranjera directa, proceso que comenzó en la segunda mitad de la década de 1980, determinado principalmente por los procesos de privatización de empresas públicas en muchos países de la región. Luego, la profunda crisis del sector externo de México (diciembre de 1994), calificada como «la primera crisis del siglo XXI», modificó esa dinámica del flujo de capitales externos, impuso un ritmo más cauteloso y una orientación mucho más selectiva y abrió lo que parece ser una nueva etapa. Sin embargo, en el caso del Ecuador esas tres etapas no fueron tan acentuadas y se dio, además, cierto rezago con respecto a dichas corrientes en el resto de la región, que se agregó a su menor magnitud relativa, por tratarse de una economía pequeña.

El análisis de los flujos de capitales externos hacia una economía en desarrollo con escaso crecimiento de las transacciones externas del sector servicios (principalmente turismo y transporte) se resume, en esencia, en el estudio de las corrientes de inversión extranjera directa y en los movimientos de la deuda externa, fenómenos que se registran sistemáticamente en la balanza de pagos. En lo que concierne al Ecuador, ese registro de las transacciones externas de los diferentes agentes económicos incorporó importantes modificaciones metodológicas y de cobertura de la información utilizada, de lo cual derivó la necesidad de proceder al recálculo de la serie, a fin de hacerla comparable. A partir de mediados de la década de 1980, al contar con información mucho más amplia y detallada sobre la inversión extranjera, en particular en el campo petrolero, el Banco Central del Ecuador pudo recalcular primero la información correspondiente al período 1986-1995, para ultimar después la reformulación desde 1970.

Esto permitió sustituir, al menos para la década de 1990, la tradicional estimación porcentual de entre 60 y 80 millones de dólares anuales que se incluía bajo ese rubro. Así mismo, había dificultades para el seguimiento de la inversión de cartera y de los movimientos de capitales de corto plazo, cuyo registro era insuficiente. Según los responsables de la elaboración de la balanza de pagos, en principio, esos movimientos se incluirían dentro de la deuda externa privada, así como en el rubro «otros», que comprende los errores y las omisiones; destaca la magnitud de este último rubro, el cual registró montos muy elevados, que superaban con mucho el correspondiente a la inversión extranjera, en particular durante la década de 1980 y en 1995.

Fuente: Enciclopedia del Ecuador

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